Economía Publicado el 07/09/2009
Publicado en Cinco Dias - Ana B. Nieto / Marcos Ezquerra - Nueva York / Madrid - 07/09/2009
Después de 18 meses en el túnel de la que ya se ha dado en llamar la Gran Recesión, EE UU empieza a ver algo de claridad al mirar al frente. Es más, algunos analistas como Nigel Gault, de IHS Global Insight creen que el final de este periodo, en el que se entró oficialmente en diciembre de 2007, puede que se date en junio.
Eso lo decide la NBER, la oficina nacional de análisis económico, pero suele hacerlo con varios meses de precavido retraso. Mientras llega ese momento, los economistas ya están percibiendo que se ha pasado del final de la caída libre a una cierta estabilización y parte de la actividad económica vuelve a crecer. Ahora que los primeros tramos del paquete de estímulo de 787.000 millones de dólares diseñado por la Administración de Barack Obama echan a rodar, la política monetaria se mantiene al más elevado nivel de estímulo posible y la banca empieza -también tras una importante ayuda del Estado-, a salir del agujero, las señales positivas empiezan a llegar tímidamente.
La que mejor se ha recibido ha sido la mejora en el índice de ISM industrial conocida el día 1 de septiembre y la revisión de las cifras del PIB del segundo trimestre que mostraban como la economía había echado el freno al deterioro.
En el primer caso, el índice del Instituto de Gestión de la Oferta manufacturero (ISM) correspondiente a agosto cruzó la línea divisoria de los 50 puntos que separa la expansión de la contracción y por primera vez desde hace 19 meses se instaló en territorio positivo. El índice pasó de 48,9 hasta 52,9 una mejora con la que ni siquiera soñaban unos analistas que vieron como se disparaban los pedidos nuevos. Adicionalmente, los pedidos a fábricas de bienes duraderos, subieron un 4,9% en julio, el mejor dato en dos años, y se revisaron al alza las cifras de junio y mayo.
El veredicto unánime es que el sector manufacturero, uno de los más golpeados por la crisis se está recuperando. En parte gracias al programa dotado con 3.000 millones de dólares "dinero por chatarra" con el que por menos de un mes se ha subsidiado la compra de un coche de bajo consumo a cambio de achatarrar el viejo.
El cambio de rumbo en la industria tiene su origen en algo que ya se anticipó en la segunda revisión del PIB del segundo trimestre: los inventarios están muy bajos, incluso demasiado. Recomponer esos inventarios va a dar un empuje a la economía en el tercer trimestre y los economistas dan por sentado que es en este periodo en el que la gráfica se dará la vuelta.
Vuelve el crecimiento
De la contracción de los últimos cuatro trimestres se espera que se pase a un crecimiento del 2,5% y el 3% en los dos últimos de año respectivamente. Son previsiones de los analistas de UBS. Gault, de IHS, cree que en el actual trimestre el crecimiento puede llegar al 3,7%. El equipo de analistas de Dean Maki, en Barclays, apuesta por un crecimiento en el segundo semestre del 3,5% y del 3% en los primeros seis meses de 2010.
La vivienda, una de las zona cero de la actual crisis, también está dando señales de una cierta mejora. Los precios siguen bajando, un 15,4% en junio según el índice S&P/Case-Shiller, pero por segundo mes consecutivo la pérdida de valor inmobiliario ha sido menor que en los 30 días anteriores. Gracias a la rebaja acumulada de precios y los bajos tipos hipotecarios la caída ventas toca fondo.
En julio las ventas pendientes de casas crecieron un 3,3% con respecto al mes anterior y no solo se suma ya medio año en positivo sino que anticipa que el mercado se va a seguir moviendo. De momento, ese mismo mes se vendieron un 9,6% más de casas nuevas, el mayor incremento desde julio de 2005 y el cuarto consecutivo en alza. En el mercado de segunda mano (responsable del 80% de las transacciones) agosto ha marcado el cuarto mes consecutivo de alza en las ventas. Eso si, los embargos no cesan y según Realtytrac en el primer semestre del año se iniciaron o ejecutaron 1.9 millones de ellos, un 9% más que en el semestre inmediatamente anterior.
Otras señales como el índice ISM de servicios está subiendo y preparando su paso por encima de la barrera de los 50 puntos y la confianza de los consumidores, medida por la Universidad de Michigan, ha sido revisada al alza en agosto hasta 65,7 puntos frente a los 63.2 estimados. Tras la reunión del mes pasado, las actas de la Reserva Federal transmiten un moderado optimismo por que la autoridad monetaria confía en que la espiral a la baja está llegando a su final y se crecerá moderadamente en el segundo semestre. Con todo, la Fed no está aún retirando los estímulos.
Eso si, EE UU, la locomotora del crecimiento mundial en las últimas décadas sigue débil y vulnerable y ya no solo por su inmenso déficit, el mayor en el periodo de posguerra, sino por el paro. El riesgo que más pesa es el desempleo que ya es del 9,7% (16,8% si se cuenta el infraempleo) y se espera que suba durante meses. El efecto sobre el motor de la economía, el consumo, es muy negativo.
Paro alto, consumo bajo
Pese a tener el mercado laboral más flexible del mundo las empresas siguen rebajando plantillas en vez de ampliarlas y el paro está en cotas no vistas desde 1983. A eso hay que sumar que el crecimiento de los ingresos salariales es nimio, el crédito sigue siendo inaccesible para muchos hogares y los rendimientos de los activos no sacan a los consumidores, de la difícil situación.
En el segundo trimestre el consumo cayó un 1% y se espera que en el actual solo suba un 0,9% (una vez descontadas las ventas de coches). Los ciudadanos han empezado a acercarse a los comercios aunque no gastan mucho y buscan descuentos. Desde Goldman Sachs, el economista Edward McKelvey, explicaba en una nota a inversores que los hogares muestran intención de aumentar sus tasas de ahorros justo cuando los ingresos no van a subir demasiado. No solo porque es lo que ocurre en el primer año de una expansión (si no hay estímulos fiscales), sino porque "los empresarios no tienen que ofrecer mucho para volver a ampliar sus plantillas cuando el paro es tan alto". Nadie espera una recuperación robusta del consumo.
El letargo del consumidor puede provocar una recaída y que la curva de la recuperación tenga forma de W (con un segundo valle menos pronunciado, no una recesión, según Gault) si una vez repuestos los inventarios falta demanda.
Así pues, EE UU se levanta de la crisis con la mirada puesta intensamente en el exterior, en una mejora de las economías de Asia y Europa para poder mantener los niveles de actividad. De hecho, y dada su población y potencial, se presta mucha atención a China. Se confía en que los consumidores de este país, igual que los alemanes, tomen el testigo del exhausto estadounidense.
La economía de EE UU puede volver a tirar de la global pero en esta ocasión va a necesitar que el resto de los países muestren más dinamismo que antaño, haya más sintonía, y puedan ayudarle ahora que se prevé que su dinamo falle durante algunos años.